domingo, 28 de octubre de 2012

DE REVERSA

Durante el trayecto a la casa no habían dejado de discutir.  Marta quería regresar cuanto antes a México.  –Tengo que regresar, mi trabajo me espera.  –Y tu hijo te necesita ¡aquí!, le gritó Hilario.  –Ya está fuera de peligro… los médicos dicen que se recuperará… -Y después de tanto tiempo, ¿no has pensado que tiene ganas de que estés con él unos días más?  Marta se retorcía las manos, con deseos de evaporarse. –A ti no te importó quitármelos, no te importamos ni ellos ni yo, pero ahora sí piensas que me necesitan.  –Siempre fuiste una mala madre, no los iba a dejar al lado de una alcohólica.  ¡Tú me convertiste en eso!  Hilario soltó una carcajada amarga. lo que enardeció a Marta y se fue directo a la cocina para tomar el cuchillo más grande que encontró.  –Dame mi pasaporte, Hilario.   –Yo no lo tengo.  –Claro que sí, me lo sacaste de la maleta.  -Pues sí, pero te irás cuando yo quiera y mientras seguirás actuando el papel de la madre abnegada, le contestó fríamente Hilario con una pistola en la mano.  No obstante, Marta ciega de rabia se le fue encima.  Hilario le disparó una y otra vez, aunque ya estuviera el cuerpo en el suelo, para descargar su rabia.  Se paró en seco cuando  se abrió la puerta y apareció el hijo mayor, asustado.  Hilario, al verlo se puso la pistola en la sien y dijo,  cuida a tu hermano y disparó.

Una semana antes.

Cuando llegó Peter a casa, encontró a su esposa llorando desesperada golpeando la mesa y rompiendo todo lo que tenía a su alcance.  -¿Pero qué te ha sucedido, Marta?  -Mi hijo, mi hijo…. –Cálmate cariño, respira hondo y cuéntame qué pasa.  –Me acaban de avisar que Noé tuvo un accidente, que está muy grave y quizá muera.  Apenas se le entendían las palabras entre los profundos sollozos.  Peter la rodeó con sus fuertes brazos, acariciando sus cabellos para que se desahogara y retiró la botella que tenía enfrente.

Hacía un año que se habían conocido en una convención de agencias de viaje.  Simpatizaron de inmediato y al mes decidieron vivir juntos.  Con Peter empezó a conocer la tranquilidad y ello la ayudó a ir dejando la bebida.  Aún cuando la tentación la vencía, él jamás la recriminaba o humillaba.  Siempre se esforzaba por bromear y llevar una vida agradable.

-Si quieres ir a estar con tu hijo, mañana mismo te vas.  –Pero el pasaje a Colombia no es nada barato y…  -No importa, damos el tarjetazo y después, ya veremos. 

Dos años antes.

¡Lárgate!  ¡Esfúmate!  Por qué mejor no te mueres y nos dejas vivir en paz a los tres.  –Yo necesito a mis hijos y no me los vas a quitar, ¡maldito bastardo!  -No te los quito, tú los cambiaste por la botella, eres un pésimo ejemplo para ellos… y un lastre para mí. Vete lejos y yo te mandaré dinero para que sobrevivas, tú sabrás si comes o te lo bebes.   -¿A dónde están ahora… qué no puedo despedirme de ellos? Hasta dónde llega tu maldad que me los escondes mientras me echas como una basura.  Tienes una profunda amargura a la vida y desde un principio la descargaste en mi y para soportarlo me refugié en la bebida…  -Ahora resulta que por mi culpa eres una despreciable borracha.  ¡Sí!  por tus celos, tus reproches, tus golpes, tus eternas exigencias, tus humillaciones… -Siempre has sido una mala esposa y una pésima ama de casa.  –Y por supuesto, no me parezco a tu santa madre que…  -Cállate, tú no tienes derecho a mencionarla.  Vete, vete muy lejos, con alguno de tus amantes, a ver quién de ellos  te soporta.  –Bien sabes que nunca he tenido ningún amante, pero los inventas para justificar tu impotencia, física y mental.  –Si no te largas, Marta, te voy a matar, ya no te soporto.  Marta, vencida y desamparada, tomó su maleta y salió por la puerta principal de la casa.  Hilario se quedó llorando.

Doce años antes.

Mira, Hilario, te presento a mi prima Marta, recién acaba de llegar a Bogotá y está viviendo con nosotros.  Anda buscando trabajo, estudió programación en Medellín y… Claro que sí, esos puestos siempre necesitan gente preparada y se nota que eres inteligente.

Al día siguiente fue a una entrevista en la empresa donde trabajaba Hilario, quien se había movido rápidamente.  Siendo una chica bien preparada, fue aceptada y empezó a laborar la siguiente semana.  A partir de entonces siempre andaban juntos:  para ir a comer, a bailar, al cine, al teatro y a todas partes.  Por supuesto terminaron enamorándose y sintieron que era imposible vivir el uno sin el otro.  Se complementaban en cualquier actividad

A los seis meses se casaron, radiantes de felicidad, diciéndose que eran almas gemelas y jurando amarse hasta la muerte.

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