miércoles, 11 de enero de 2012

LA DEVA DE LAS AVES

Érase que se era un extraño lugar, único ocupante del planeta central en la Galaxia Xión.  En él viven, por supuesto, criaturas especiales dedicadas a la creación de nuevos seres, los cuales envían a otras galaxias en cápsulas especiales y por conductos también especiales.  Estas existencias llamadas Devas (donde Dios Encuentra Verdadero Amor) se dedican a manifestar los deseos del Creador.  Cada una de ellas sueña, planea, diseña y crea especies bellas y útiles para el Universo entero.

En lo alto de los montes, en las lomas y en los valles, están diseminadas las residencias de cada una de ellas, rodeadas de hermosos jardines amorosamente cuidados por manos sabias que han aprendido a amar la naturaleza entera y a quienes ésta les prodiga sus flores y sus frutos en abundancia.  También hay bosquecillos, cañadas y riachuelos por doquier, conjugados todos en tan perfecta armonía que parecería un cuento de hadas.  Se pueden ver casas de piedra, de paja, de madera, de adobe, chalets de rocas y maderas preciosas o palacios de mármol.  Cada una de las entidades ha escogido y diseñado su propia morada, sin importar lo externo, ellas viven contentas y felices.

Por un sendero se llega a un palacio de alabastro, jade y amatistas.  Al frente y a los lados de una amplia escalera hay plúmbagos, llamaradas y madreselvas, cuyos aromas se entremzclan perfumando gratamente la entrada al recinto.  Al final de la escalinata está la puerta principal, siempre entre abierta, con motivos de aves exóticas y raras en los cristales que la forman, anunciando a la ocupación de quien la habita. 

En el interior, el vestíbulo en forma de semicírculo tiene piso de alabastro, con tres puertas cerradas de jade, a la izquierda.  Hay una escalera, a la derecha, que conduce al piso superior y tiene como escalones lajas de amatista, mágicamente suspendidas en el aire, que transforman los rayos de luz provenientes del gran ventanal,  a todo lo ancho y largo de la escalera, en luces lilas, violetas y moradas, que al reflejarse en el piso y en combinación con aquellos que llegan translúcidos, se crea un ambiente violáceo en todo el recinto, por lo que todo lo que por ahí atraviesa se transmuta.

La escalera se estrecha hacia un torreón bastante elevado, donde se encuentra la Deva sumergida en sus tareas:  lograr cada vez mejores y más bellas criaturas aladas.  En el pequeño cuarto, impecable y resplandeciente, de una tenue luz color miel, se halla la Deva de los pájaros, sentada ante una mesa blanca de níveo mármol, sobre la que dibuja su nueva creación con un pincel que va unido por delgado hilo al centro de su pecho.  El cuerpo de la artista está cubierto de fino plumaje de colores brillantes:  la cabeza es de ave, mas la cara la conforman grandes ojos soñadores y una boca pequña y delgada que esboza una constante sonrisa  de satisfacción.  Sus alas de plumas sedosas y largas tienen en la punta delgados dedos que manejan hábilmente el pincel de trabajo y sus piernas terminan en desnudos y huesudos pies.

En el lado derecho de la mesa hay una charola con colores y tintas a donde el arcoiris, que penetra por una de las tres ventanas, viene a descansar.  En el muro de atrás se halla una ventana ojival por donde sale un tubo que va hacia el exterior y que termina en forma de embudo, a fin de recoger el polvo de las estrellas, el que entra por el tubo y va a dar a una olla transparente con agua hirviente.  De ahí sigue por otro tubo más delgado que va a depositar,  pequeñas cantidades en una charola, una substancia blanca y diamantina, en la que la Hacedora moja los pinceles, coloréndolos con sólo pasarlos por los tonos deseados del arcoiris - rojos, amarillos, verdes, azules... Pinta aquí y allá, hasta terminar la criatura soñada por su mente.

Pero antes de poner los colores al plumaje, diseña el interior, su funcionamiento, su programa de acción y de razón.  Una vez hecho esto, la Deva toma una profunda inspiración elevando su espíritu en busca de la aprobación del Gran Todo e imprime un beso sobre su obra.

Una vez terminado todo y habiendo quedado satisfecha, toma un cristal especial que coloca bajo la luz de la Estrella Sol, cuyo rayo se multiplica al traspasarlo y al tocar el ave pintada le transmite la vida.  De inmediato levanta el vuelo, dando tres vueltas alrededor de la cabeza de su Creadora para posarse en su hombro y muy cerca de su oído, como en un susurro, eleva un juramento.  Después sale por la ventana hexagonal , contigua a aquella por donde entro el rayo vivificador, para gozar en el exterior la plenitud de su existencia, mientras espera ser enviada a su destino final y alegrar con su canto y su presencia la vida universal.

Pero resulta que en lado opuesto de donde vivien las Devas, existen otros seres especiales, que habitan en cuevas y cavernas y se comunican por pasajes internos, habiéndo oradado grandes espacios para congregarse.  Ellos no se ocupan siguiera en construir su propia morada en el exterior, pues se esconden de la luz, ya que ésta les lastima.  Los Delos (donde Dios Encontró La Oscuridad) son criaturas pardas y deformes, viven en grupos compartiendo sus odios y miserias.  Sin embargo, también tienen la capacidad de crear, pero sus manifestaciones son como ellos, grotescas.  Del lodo de los pantanos cercanos y con ramas secas logran formar esqueletos que cubren con lodo, sin preocuparse mayormente si funcionarán, sólo los van amontonando en el exterior de las cuevas para que la luz del relámpago les dé vida.  Mas cuando la lluvia precede al trueno, los monigotes se desbaratan, volviendo a ser sólo barro.  Sin embargo, la comunidad es muy numerosa, ya que las tormentas se suceden unas a otras, provocando podredumbre.

Todos ellos son pequeños monstruos, mal formados y deformes, de diferentes alturas y formas.  Los hay que parecen medio reptil con cabeza de ave, otros son flacos como ramas de árbol, los hay también semi humanos con miembros colgantes y largas cabelleras. Cuando viene la época de creación toman ejemplo de lo que ven alrededor - todo es horripilante.  Su característica principal es que no piensan mucho y los que tienen una poca de inteligencia dominan a grupos pequeños o grandes, según su capacidad, a través de maleficios, apariciones o pócimas (todo ello lo saben manejar muy bien y los secretos se los transmiten unos a otros oralmente).  Con lo que dominan a sus víctimas quitándoles la voluntad para que les sirvan de vasallos, creando más miedo en toda la congregación, que queda totalmente subyugada.

A pesar de ese dominio y sumisión aparente, en la mayoría reina el descontento, por eso de vez en cuando, se reunen pequeños grupos que logran superar el tremendo pavor y escapan a explorar más allá de sus fronteras - y que nunca regresan.  De esto, los que comandan los grupos, se sirven para atemorizar aún más al resto de aquellos miserables seres.  Y así quedan convencidos que no hay nada mejor que lo conocido.

Los que lograron reunir el coraje suficiente para franquear las barreras invisibles, arriesgando el todo por el todo, llegan al país de las Devas.  En donde encuentran su verdadero plano de existencia, jamás imaginado, descubriendo poco a poco sus capacidades nobles.  Llenos de esperanza, se convierten en los cuidadores amorosos de esos lugares espléndidos y aprendiendo todo lo que por naturaleza les pertenecía y nunca soñaron pudiera existir.

Así, el país de las Devas y el de los Delos continuarán inexorables su existencia por los siglos de los siglos, en ese planeta central de la Galaxia Xión.

                    < < < < < - - - - - > > > > >             1990

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