sábado, 5 de enero de 2013

LA FUGA DE SEBASTIANA (2a.parte)

Un mes después del sepelio, la tía Angelina fue a visitar a Sebastian, lo que fue extraño ya que no se frecuentaron mucho en todos los años anteriores.  Sé que te extrañará que haya venido, sin Matilde, pero ella no está de acuerdo con lo que voy a decirte.  Vengo a revelarte todo lo concerniente a tu nacimiento.

Sebastiana cayó de rodillas frente a su tía.  Gracias Dios mío, gracias y conteniendo el llanto, le dijo:   Tú sabes cuánto he sufrido por saber la verdad en las muchas veces que fui a rogarles que me ayudaran.   Gracias por haberte compadecido al fin de mí. Angelina tomando las manos de la sobrina la levantó para que volviera a sentarse.  No me faltó compasión, ni amor, Sebastiana, sólo que no podía romper el juramento que le hice a tu madre.  Ahora, que ella ya no está considero que mi compromiso terminó. 

Como verás la historia es trivial y triste.  Tu madre ‘primera’ fue una hermosa oven, rubia como tú, que se enamoró de un don nadie y él de ella, pero se veían a escondidas.  Cuando el padre se enteró casi la mata a palos.  La familia de Consuelo, así se llamaba, vivía en Jalapa igual que nosotras.  Consuelo y Guadalupe fueron a la misma escuela y se hicieron muy amigas.  Y durante su noviazgo, Lupe le sirvió de alcahuete muchas veces.  Dio la casualidad que unos parientes de Don Jacinto, les dejaron unas tierras en Córdoba y de inmediato se llevó para allá a la  familia.  Las dos amigas siguieron en contacto, al igual que con su novio.  Cuando Consuelo se percató de su embarazo le pidió ayuda a Lupita.  Al cuarto mes de estar en cinta y antes de que su padre se lo notara, Lupe insistió para que Consuelo fuera a pasar unas vacaciones con ella.  Por supuesto, Don Jacinto se hizo del rogar, pero al fin accedió.  Sin embargo, mandó apresar al galán, lo metió a la cárcel bajo falsas acusaciones y terminó ofreciéndole su libertad si se largaba lejos  Sebastián accedió… ¿Entonces Rafael Angulo no es mi padre?  Sí, hija, su nombre es Rafael Sebastián Angulo.  Tu nombre no es un homenaje a Bach – eso lo inventó Lupe – sino al padre que nunca conocerías.  Sebastiana se desbordó en llanto.

Cálmate, hija, todavía falta lo más amargo.  Las dos amigas inventaron mil pretextos para alargar las dichosas vacaciones.  Pero después de cuatro meses se presentó de improviso don Jacinto y, por supuesto, se dio cuenta de inmediato de la situación.  Por fortuna era de noche y tendría que esperar hasta el día siguiente para irse.  Lupe y Consuelo se escabulleron a media noche y fueron con la curandera que habían contratado.  Pero todavía ¡faltaba un mes!  Presionaron a la partera y dándole unas hierbas se aceleró la labor.  Fue un parto muy difícil y riesgoso.  Tanto que Consuelo pidió salvar la vida del bebé, a riesgo de la suya.  Sebastián estuvo todo el tiempo con ella. Afortunadamente, las dos vivieron.

Ya de madrugada regresaron a la casa, dejando a Consuelo en reposo.  Lupita y Sebastián se fueron de inmediato a Puebla, con tu tía Matilde.  Igual de rápido se regresó a Jalapa para encontrarse con una nota de Consuelo despidiéndose.  Lupita empezó a rematar todo, arregló con dinero lo de tu acta de nacimiento, malbarató muchas cosas y volvió a Puebla.  A las dos o tres semanas, ella, tú y Rafael se fueron a la capital…  ¿Entonces, por qué no se quedó mi… Rafael con nosotras?  Cuando llegó la noticia de que Consuelo había muerto, Rafael se fue a buscar su vida.

Nuevamente, sentada con Isela, la triste historia brotaba desde lo más profundo de su corazón.  Ya ves, Goyita, no estés triste, tus dos madres te quisieron muchísimo.  Es curioso, Ise,  a pesar de la enorme tragedia que fue para muchos mi nacimiento, me siento feliz… feliz de saber la verdad.  Bien dicen que ‘la verdad te hará libre’.  Y es así como ahora me siento, ¡libre!, sin el tremendo peso que cargué desde que descubrí mi adopción.  Y yo estoy segura que nunca más volverás a ser Goyita.

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