domingo, 12 de febrero de 2012

ENCUENTRO CRUZADO

Las últimas semanas se me hicieron eternas, contando los días para tomar el avión y platicarte todo lo que ha sucedido.  ¿Vas a creer que hasta hice una lista de todo lo que tengo que decirte?  No quiero olvidar nada.  Qué contenta estoy de estar juntas otra vez.  Y estoy segura que la velada será bien larga.

La última vez te conté que me estaba divorciando  ¿no?  Cuando te quedas sola qué difícil  es enfrentarte a la sociedad, a los compañeros de trabajo, hasta las amistades empiezan a huir liderados por sus esposas, que temen les robes  su “joyita”, aunque bien saben que no valen gran cosa (y que me lo pregunten a mí), pero no quieren perder su título de ‘señora de’.  Realmente, Irene, no sé si sentirme insultada por su falta de lealtad a nuestra amistad – porque mis amigas son ustedes, los maridos fueron llegando.  O debo sentirme halagada por el reconocimiento de mis aptitudes físicas y morales,  que también existen en ellas mismas, pero no se han dado cuenta.

No, no creas que eso me quita el sueño.  Pero te confieso que me sorprende que sigan pegadas a esa bola de machines, prepotentes, mujeriegos y violadores - físicos y emocionales.  Luego, luego saltas a  defender a  tu Toñito, pero acuérdate que una vez me contaste que te exigió que cumplieras con tu obligación de esposa  - aunque tú no tuvieras ganas.  Y muchas otras veces seguro sólo fornicaban…  Oh, perdona, sí, ustedes “hacían el amor” .  Pero, ¿cuál amor, amiga? si lo hubo se acabo bien rápido.  Estabas enamorada del evento, como la mayoría de nosotras:  de los preparativos, las despedidas, el vestido, la luna de miel que creímos eterna,  bla, bla, bla.  Recuerdo muy claramente su boda, los dos altos, jóvenes y bellos.  Toño parecía artista y tú...ni se diga.   Pero el tiempo se fue llevando todo, así cuando se enfrentó a la ruina, tú te negaste a sacar los centenarios del banco y ayudarlo.  Sí, sí, lo sé, eran para la educación de tus hijos.... pero ¿y tu amor por él?

Cuando supo que el páncreas le había tronado se vino abajo, él me lo contó.  Ya te he dicho que me lo encontré...  sí, me lo en-con-tré en un restorán.  Sólo hablamos de lo preocupado que estaba por su salud.  Nada más.  ¿Por qué me iba a contar de sus aventuras?  Bueno mujer en este año se ve que has comido muchos caracoles.  Ah, nunca te han gustado, bien.  ¿Te has dedicado a recapitular durante este tiempo?  Entonces te habrás dado cuenta que siempre fue pispireto y tú te hiciste la despistada por egoísmo y comodina.  ¿Ah no? está bien, Irenita será como tú quieras.

Válgame, sigues con esa pesada tos de siempre.  ¿Qué todavía no te has rehabilitado, o es que sigues fumando mientras te bañas?  Ahora ya no te bañas, con razón ese olorcito… Veo que de la memoria sí has mejorado, sigues hablando con el mismo léxico de albañil de antes.  ¿Qué la corte celestial del Opus Dei no te castiga como a cualquier penitente?  Sólo hablas así con los cuates ¿eh?, pues ya sabes que a mí me chocan esas palabrotas.  No seas malita, has de cuenta que yo soy del Opus Night, ¿vale?

¿Para que te sigues torturando con las infidelidades de Toño?.  Siempre viste una posible amante en cada mujer a su alrededor y claro, algunas lo fueron.  ¡Por supuesto que te enteraste!  Alicia me contó que una vez te ayudó en una “investigación profunda” sobre el asunto y ¡lo com-pro-bas-te!  No lo  niegues. Naturalmente que no ibas a  checar a cada una de tus candidatas, no te hubiera quedado tiempo para nada más.  Pero reconoce que te casaste con un mangazo y ya segura la presa, te volviste una fodonga de espanto, con lo que cooperaste a su casusa, es decir a su auto-disculpa.

Además, creo que con un botón de muestra es suficiente, ¿no?  Para mí sí lo fue.  ¿Pero sabes por qué no hiciste nada al respecto?  Por puritito miedo, miedo de caminar sola – así nos programaron, amiga.  Pero eso de agachar los cuernos por tener un hombre al lado, que te dé seguridad, que te proteja,  que te ame.  Eso hay que buscarlo adentro de una misma, sin esas poses tontas de que “pero,  YO  sigo siendo  la esposa “.  De todos modos, cuando encuentran algo “dizque mejor” (es decir, con otro carácter), se largan y si se quedan, siempre andarán practicando calistenia con otras.

No te imaginas la cara que le quedó a Fede cuando le reclamé su traición.  Cuando me negué a escuchar sus disculpas y lo corrí de la casa, no lo podía creer.  Primero lo negó, después me pidió perdón, creyendo que me tragaría su arrepentimiento.  Se fue trinando y desbordando su ‘gran amor’ diciéndome que muy pronto iría a pedirle que regresara.  Pero, fíjate que se quedó esperando.  Y como me quería tanto se negó a darme el divorcio, ni dinero para los niños, así que nos fuimos a pleito.  Los tiempos han cambiado, ya se acabaron las mujeres sumisas, abnegadas y tarugas.  Aunque haya tenido que trabajar el doble, salimos adelante.

No te puedo negar que hay muchas noches que lo extraño, todavía soy joven y las hormonas se alborotan a veces.  Y aunque ha transcurrido un largo tiempo, ningún otro ha entrado rn mi cama; ahora la veo inmensa, como que creció, me acuesto en medio y sin embargo, siempre despierto de “mi lado”.  Para mí es un símbolo sagrado en el que fui muy feliz y no quiero destruirlo.  Lo que hago, cuando la hormona brinca,  es buscar a alguien – ahora yo escojo y...  No Inés te equivocas, en aquella ocasión yo estaba consolando a Toño.  No, no éramos amantes, él sabía que tú  y yo  éramos muy unidas y llorando me contaba...  Mira, ya me cansé, cada vez que nos vemos son las mismas cacallacas y hoy sí lo vamos a aclarar.   Hay algo que nunca me quedó claro ¿porqué llegaste ese día a mi  casa a media mañana, en vez de estar dando clases?...  ¿Ibas a platicarme que habías decidido separarte de él o a checar que Toño y yo no sólo estábamos platicando?  Qué chascote te llevaste.  Ah, entonces Toño también dejaría a nuestra querida amiga, Lucrecia.  ¿Y por qué la dejaría si tú lo dejabas a él?  Lo pensaste  mucho y te falló.

Bueno, en tu mente tenías una buena escena que te  ayudaría a lograr la separación rápidamente, lástima que te ganó el ego.  Como la situación no fue la que pensabas, te pusiste como loca,  armaste el dramafat, luego el desmayo, la ambulancia, córrele al hospital...hasta esto.   Ni siquiera te has dado por enterada que dije que “Toño llorando me contaba…”.  ¿Sabes por qué lloraba?  Tu cabecita no se lo puede imaginar – pues se había enterado de tu traición.  Sí amiga, tu traición, porque cuando el hombre es infiel es por “su naturaleza”, pero cuando la mujer lo es, se convierte en  una traición.  A la mujer adúltera se le mata a pedradas.  Así ha sido siempre,  desde que inventaron a Eva y su culpabilidad por habernos quitado el paraíso a toda la humanidad.  Y después de veinte siglos lo siguen reafirmando y la gente lo sigue aceptando como “dogma de fe”.      En fin, aquello fue la puntilla para Toño, pobre.  Sí, pobre, porque le clavaste el aguijón de la culpa, que se había sobrepuesto a tu infidelidad, pero lo demás lo tronó.  Pensé que ya lo sabías.  ¿No se han encontrado...?

Pero, qué barbaridad, si ya es tardísimo.  Se nos fue la lengua.  Antes de irme te voy a arreglar bien los floreros.  Mira te traje tamales, champurrado y mucbi-pollo, que es lo que se estila por estas fiestas en mi nuevo terruño.  Veo que ya todas las visitas se han ido, está casi desierto.  No me vayan a dejar encerrada, aunque contigo no me daría miedo, supongo.  Bueno, querida Irene, te prometo, como cada año, que el próximo nos veremos.  Aunque no sabemos si será sobre esta lápida o allá, sobre una nube.  Hasta entonces.

          < < < < < - - - - - > > > > >                             2003


No hay comentarios:

Publicar un comentario